Uno de los mayores errores que he cometido en mi vida de emprendedor ha sido el mantener una estructura de costes que los ingresos de la empresa no podían mantener.
Montamos la empresa y sobre la marcha alquilamos una oficina. Era en un centro de empresas, por lo que el alquiler era barato (unos 220 euros al mes, más 112 al año de seguro, más unos 30 al mes en teléfono e internet…) pero aún así, eran unos costes que podríamos habernos ahorrado.
Además, durante unos cuantos meses, nos pagamos un “sueldo” que la empresa no podía permitirse, por lo que la deuda de la empresa con la banca fue creciendo poco a poco.
En los tiempos que corren, el mantener una estructura de costes que sea coherente con lo que la empresa puede permitirse me parece una de las claves para crear empresas rentables y cuyos proyectos sean viables.