Ayer recibí un e-mail en el que explicaban a grandes rasgos los puntos más importantes de la nueva reforma laboral.
Que si te pueden echar por no ir a trabajar durante 9 días (justificado o no), que si el despido se considerará siempre procedente y es el empleado el que tiene que demostrar que es improcedente, que si la indemnización es de tan solo 20 días por año trabajado…
Ya he hablado en otras ocasiones de la mala imagen que tienen los empresarios y los emprendedores en España, y en este caso creo que se está juzgando a todos por igual, cuando en mi opinión se debería hacer algún tipo de distinción, por facturación o número de empleados.
Esta reforma favorece claramente a la megaempresa con miles de empleados, que podrá quitarse de encima a su personal más caro y reducir costes a base de despidos, y esto, claro está, no debería ser así.
Pero por otro lado estoy de acuerdo en muchos de los puntos de la reforma (si se aplicara esta distinción por facturación o número de empleados), porque en mi opinión impulsará la contratación por parte de pequeñas y medianas empresas, y permitirá a estas empresas poder quitarse de encima a auténticas lacras en las que se convierten muchas veces algunos empleados.
Para poner un ejemplo, hablo de empresas que pueden facturar entre 100.000 y 200.000 euros, cuyos gestores se jugaron todo su patrimonio para montar una empresa en la que dan trabajo a 3 ó 4 personas cualificadas. Una de estas personas, que lleve más de 10 años en la empresa, puede llevar varios años haciendo mal su trabajo, con una actitud que perjudica claramente a la empresa y a sus compañeros. Esta persona puede no llevarse bien ni con los compañeros ni con los gestores y dueños de la empresa, pero éstos no pueden despedirle porque tendrían que pagarle una indemnización de unos 20.000 euros, que evidentemente, la empresa no tiene. ¿Soluciones? Pedir un préstamo (es decir, endeudarse) para poder echarlo, vender una propiedad de la familia para poder asumir el coste, o incluso, cerrar la empresa, ya que no se dispone de esa cantidad de dinero, por lo que para poder pagar el despido de uno, se quedan sin trabajo otros 3.
Esto pasa más a menudo de lo que la gente se puede pensar. Y es que la gente cuando piensa en empresarios piensa en un multimillonario sin escrúpulos que disfruta despidiendo gente para ahorrarse costes, y éste perfil no creo que llegue ni al 1% de los empresarios.
El tiempo dirá si la Reforma ayuda a sacar al país de este duro periodo en el que está desde hace ya demasiado tiempo…